
Hacerse autónomo o sociedad limitada es una de las primeras decisiones que tendremos que tomar a la hora de iniciar nuestro proyecto. Es bien sabido que la forma social que elijamos para nuestro negocio será en gran medida determinante del éxito de sus primeros pasos.
En cualquier caso, debemos saber que podemos cambiar de figura social cuando nuestro proyecto lo necesite. Sin embargo, esto tendrá un coste, así que vamos a analizar si es mejor hacerse autónomo o sociedad limitada a la hora de empezar un proyecto empresarial.
¿Qué es mejor para pagar menos impuestos?
Los impuestos que pagamos van a depender del tipo de actividad que desarrollemos y la forma jurídica con la que lo hagamos. Sin embargo, no deberían ser el motivo determinante para elegir nuestra forma jurídica inicial. Aunque el ahorro tributario siempre ayudará llevar adelante el negocio, existen otras ventajas y desventajas que serán más importantes a la hora de elegir entre hacerse autónomo o sociedad limitada.
Y ahora que hemos restado importancia al tema del pago de impuestos, que probablemente sea la preocupación de la mayoría de nuestros lectores, debemos señalar que el ahorro asociado a nuestra forma jurídica depende principalmente de nuestro volumen de negocios.
¿A partir de qué cantidad de ingresos es rentable?
Mientras los autónomos tributan por medio del IRPF, las sociedades limitadas lo hacen por medio del Impuesto de Sociedades.
La diferencia radica en que el primero es progresivo mientras que el segundo es proporcional. Es decir, el tipo tributario que aplica el IRPF dependerá de nuestra rentas, mientras que el aplicado por el Impuesto de Sociedades es “siempre” del 25%.
Esto significa que cuanto mayor sea el volumen de negocio más pagaremos por IRPF, por lo que desde el momento en que superemos el 25% no saldrá a cuenta tributar como sociedad.
Este umbral tiene una cifra: 20.200 euros. Cuando tus ingresos anuales por actividad económica superen esta cifra deberías considerar transformar tu proyecto en una SL.
Sin embargo, cabe señalar que los socios de una empresa deben tributar por los beneficios obtenidos. De modo que el ahorro tributario que supone aplicar el impuesto de sociedades solo resulta rentable en empresas que absorben gran parte de los ingresos a modo de patrimonio.
Ventajas de la sociedad limitada frente a un autónomo
Las sociedades limitadas tienen ciertas ventajas frente a los autónomos. entre las principales podemos destacar:
- Imagen corporativa. Las sociedades limitadas son empresas, que requieren de un capital social y una infraestructura que suele conllevar una mayor solvencia. En consecuencia, los agentes del mercado suelen percibir con mejores ojos a una sociedad limitada que a un autónomo.
- Financiación. Algunos de los agentes a los que nos referimos son los bancos y prestamistas. Las obligaciones contables y el patrimonio social de las empresas hacen que una sociedad limitada tenga un acceso más fácil a crédito y financiación que un particular.
- Limitación de la responsabilidad. Sin embargo, la verdadera ventaja de las sociedades limitadas es que responden de sus obligaciones con su patrimonio social. Dicho de otro modo, el patrimonio personal de los socios queda a salvo de la responsabilidad en que puede incurrir la empresa. Esto es una gran ventaja frente a autónomo, a quien se aplica el principio de responsabilidad patrimonial universal. En consecuencia, los autónomos responden con todo su patrimonio presente y futuro ante las deudas que puedan contraer en el ejercicio de su actividad, sin perjuicio de la ley de segunda oportundad.
Ventajas de ser autónomo frente a una sociedad limitada
Ppero los autónomos también tienen ventajas frente a las sociedades limitadas. Aunque alguna de ellas puede derivarse de una lectura a contrario del apartado anterior, nos gustaría reseñar las siguientes:
- Facilidad de gestión y constitución. La principal ventaja de los autónomos frente a las sociedades limitadas es que apenas tienen costes de constitución y gestión de la actividad. En menos de 24 horas puedes estar dado de alta y empezar a prestar servicios. Además, tus obligaciones contables serán más reducidas que las de una sociedad limitada.
- Costes estructurales. Otra de las ventajas de los autónomos es que no tienen que aportar un capital inicial para constituir la estructura social. De este modo, te ahorrarás los 3000 € que supone el capital social mínimo de una SL.
Hay que tener en cuenta las ventajas e inconvenientes de cada una de estas figuras al preguntarse si hacerse autónomo o sociedad limitada. Como ves, la decisión es reversible, por lo que podrías cambiar opción a lo largo del desarrollo de tu proyecto. Sin embargo, elegir la mejor forma social facilitará el inicio de actividad económica, período que siempre es el más duro en cualquier proyecto.
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